Una parroquia necesitaba un organista. Se decidió que el mejor aspirante debería jugar para un Misa dominical. Resultó ser el “Domingo de Mayordomía” y el pastor estaba predicando sobre el ofrenda sacrificial. Al finalizar la homilía, el párroco pidió que todos aquellos que pudieran aumenten su contribución para por favor ponerse de pie, para inspirar a toda la parroquia. Justo entonces el organista tocó “Star Spangled Banner” y todos se pusieron de pie. El organista consiguió el puesto.
A lo largo de los últimos 40 años o más, los estudios nacionales sobre la membresía de la iglesia y su la asistencia ha identificado el programa de música de una parroquia como una de las principales cualidades de una comunidad positiva experiencia para la Misa dominical. Muchas parroquias en nuestra arquidiócesis prestan mucha atención a la desarrollo y calidad de la música litúrgica y estilos culturales ampliados. Dados estos estudios, no se puede subestimar la importancia de este esfuerzo.

Admito fácilmente que no toco ningún instrumento musical ni sé leer música. Como celebrante de misa dominical, lamentablemente soy minimalista a la hora de cantar las partes de la Misa que se supone que debo cantar. Después de cantar la doxología, me resigno al sonido de la teclista tocando la nota correcta para que el coro no caiga en variaciones de b bemol. Una vez celebré misa en un centro de vida asistida. La persona que se suponía que debía dirigir el canto no apareció, así que tuve que dirigir los himnos. Después de la Misa hubo un evento social y el pianista comenzó a tocar melodías animadas. Algunas personas estaban bailando. Una anciana invitada me invitó a bailar con ella, pero le contesté: “Bailo como canto”. A lo que ella respondió: “Oh Padre, ¡Nadie baila tan mal!
La mayoría de nosotros consideramos que la música es una fuente de inspiración, ya sea música sacra en la iglesia o música secular música en nuestros coches. Algunas personas incluso escuchan música sacra cuando no están en la iglesia. Muchos las parroquias asumen un compromiso financiero con músicos y directores de coro profesionales. El la importancia con la que la gente trata la música en la liturgia sugiere que es una inversión digna de cada centavo gastado. Sin embargo, la participación de la gente en los bancos da todo himno tradicional o canto de alabanza contemporáneo una riqueza añadida. Incluso yo canto mejor como uno voz entre muchos. Para mí, nada conmueve tanto el alma como el sonido de la gente en el bancos cantando.
Por intercesión de Santa Cecilia, patrona de los músicos pastorales, que todos nuestros organistas, teclistas, instrumentistas, directores de coro y miembros del coro continúan inspirándonos. Pueden saben de nuestra gratitud a Dios por los dones que comparten en la Misa dominical. Y que nuestra la acción de gracias se muestre verdaderamente cuando alcemos nuestras voces en cantos fieles. Como dice el viejo refrán y como se atribuye habitualmente a Santa Cecilia, “cantar es orar dos veces”.
Después de todo, en la vida de una parroquia, cuando hacemos bien los domingos, los otros seis días de la semana caen en lugar.