Natividad

Dios entró en nuestro ‘lío’ para salvarnos, y él continua a

Recuerdo la primera vez que visité Belén. Salí del taxi a una plaza ruidosa, polvorienta y sucia, custodiada por soldados israelíes; no es exactamente la escena que imaginé en mi cabeza cuando era un niño cantaba “Oh, pequeña ciudad de Belén”. Al entrar en la Basílica de la Natividad, los visitantes tienen para agacharse para entrar por la puerta, que fue diseñada para mantener alejados a los camellos. Es una de las iglesias más antiguas en uso en la cristiandad. Construido por Santa Elena en el siglo IV, francamente se ve 1.700 años. Las paredes son casi negras debido al hollín de la vela, y el piso está sucio y desgastado por millones de peregrinos.
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